Desde que nos fuimos a vivir juntos con J. los desayunos en casa los fines de semana se volvieron una tradición especial.
Raro es el fin de semana que no prepare algo diferente y ahora con nuestra hija es todavía una ceremonia más importante.
Últimamente uno de los desayunos preferidos por los tres son los crepes.
Aunque lleva un ratito hacer unos cuantos para todos los hago con muchas ganas. Sólo requieren un mínimo de planificación dado que la mezcla debe reposar al menos dos horas y por eso prefiero prepararla el viernes por la noche.
El sábado por la mañana ya me despierto con una idea clara: ponerme a hacer los panqueques antes de que A. se despierte. Me preparo unos mates y tranquilamente me pongo a hacerlos.
No es nada complicado y una vez que la sartén se ha calentado lo suficiente, se hacen rápidamente.
La cara de felicidad que pone mi hija al ver lo hay para desayunar no tiene precio! Y se que estos panqueques pasarán a formar parte de sus recuerdos infantiles tanto como lo son de los míos.
Aquí la diferencia está en que como buenos argentinos, en casa de mis padres siempre los comimos con dulce de leche.
En cambio ahora viviendo en Europa y habiendo probado la Nutella vamos alternando uno de cada uno. Si no fuera por mis orígenes A. probablemente no hubiera probado el dulce de leche, pero teniendo una madre argentina tiene la posibilidad de probar comidas diferentes y adoptar las que más le gusten de aquí y de allí. Esta es la ventaja de tener una familia «multicultural».
También he visto que hay gente que los come espolvoreados con azúcar y con unas gotas de zumo de limón. Tienen que quedar muy buenos, pero la verdad es que no los he probado nunca de esta manera.
Volviendo a la receta, con estas cantidades salen aproximadamente unos 24 panqueques y como la mezcla se conserva en la nevera unos 3 días hago la mitad el sábado y la mitad el domingo. Es algo a tener en cuenta para planificar bien aunque si los preparas todos de una misma vez se pueden recalentar y quedan como recién hechos, lo digo por si el domingo prefieres dormir un ratito más…
En esta ocasión he preparado la versión dulce, pero si quitas el azúcar y la esencia de vainilla y le añades una pizca de sal se convierten en unos crepes salados perfectos para rellenar con lo que más te guste.
- Para la mezcla:
- 3 huevos
- 1 cucharada de azúcar
- 375 ml. De leche
- 125 ml. De agua
- 250 gr. De harina
- 25 gr. De mantequilla derretida
- 1 cucharadita de esencia de vainilla o un sobre de azúcar vainillado
- 100 ml de agua (para después del reposo)
- Para acompañar:
- Nutella
- Dulce de leche
- En una jarra con tapa o el vaso de la batidora ponemos los huevos, la leche, el agua, azúcar y esencia de vainilla. Con la batidora le damos un par de pulsos para mezclar bien.
- En 3 o 4 veces vamos añadiendo la harina y batimos bien después de cada adición.
- Finalmente añadimos la mantequilla derretida y volvemos a batir.
- Dejamos reposar en la nevera 2 horas como mínimo. Si puedes dejarlo toda la noche, mucho mejor.
- Pasado el tiempo de reposo añadimos el agua y mezclamos bien. Ya tenemos la preparación lista para comenzar a hacer nuestras crepes.
- En una sartén precalentada ponemos un chorrito de aceite y luego echamos una medida en el centro y luego la inclinamos y giramos inmediatamente hasta lograr cubrir con una fina capa todo el fondo de la sartén.
- Cuando los bordes comiencen a dorarse, ya puedes dar la vuelta a la crepe con una espátula.
- En cuanto se haya dorado de este otro lado ya lo puedes pasar a un plato. Te recomiendo mantener el plato cubierto para que no se enfríen tan rápidamente y conserven la humedad.
- Sírvelos con dulce de leche o nutella o con tu acompañamiento preferido.
Normalmente me salen unas 24 crepes. La mezcla en la nevera dura unos 3 días.
Si has probado esta receta, cuéntamelo! Deja un comentario, puntúa la receta y no te olvides de marcar tu foto con el hashtag #pasteleraimperfecta en Instagram. Me encantará ver qué es lo que has hecho!